viernes, 2 de septiembre de 2011

Notas de Soledad


Por qué entender a la razón si la razón no entiende por qué te quiero.
En un momento de hartazgo mi deseo por tenerte cerca crece como el río en tiempo de lluvia, no se mide, la existencia misma se borra y da lugar a tu nombre, ese nombre que mis labios mencionan a cada instante durante las tardes tranquilas, como ésta, ya no como la de ayer porque esa ya se fue, como la de mañana, como la de todos los días hasta que llegues tú.
Hoy mi cuerpo se llena de tristeza, la tristeza que aparece cuando despertamos de un sueño profundo, aturdidos, confundidos, con el suspiro que renace cuando los ojos se estrellan con la realidad y sólo se escucha un triste ¡sólo fue un sueño!
La tristeza que nos deja un bello sueño, que contradicción, ¡por cuánto tiempo! ¡Cuándo dejará de ser sólo eso, un sueño!
Quisiera que nuestras vidas volvieran a chocar, que nuestras miradas se volvieran a cruzar, ya no con el misterio de la primera vez, ya con los momentos compartidos y con las ganas de decirte ¡Te quiero!
¡Y cómo no voy a quererte si conocí todo lo bueno de ti!
¡Y cómo no voy  a quererte si todos los días te recuerdo!
¡Y por qué no habría de quererte si aún te sigo esperando y conservo en mi mente el instante en que nos despedimos!
¡Y cómo no voy a quererte si aún me falta una vida entera para quererte!

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