sábado, 7 de mayo de 2011

¿Cuántos años tienes Perales?...treinta y seis.

Hicimos costumbre vernos cada semana en algún punto de la ciudad, lugares caros lugares baratos, nos enviábamos mensajes de texto para saber en que dirección podríamos encontrarnos ya que los dos andábamos en la calle.
No hacía otra cosa que hablarme de su trabajo, me aprendí de memoria el nombre de sus clientes principales, los que visitaba cada semana como cortesía según él, de mi trabajo entendía poco y sólo se reservaba a asentar con su cabeza -como madre de familia en junta escolar- cada que le hablaba de los cobros que yo hacía.
Un sábado llegamos al café “La consola”, eran las cuatro de la tarde, Perales había terminado su turno y yo andaba por esos rumbos luego de visitar a un amigo que acababan de operar de la apéndice, así que decidimos vernos ahí. Un lugar donde todas las mesas están en el exterior, adentro únicamente se ordena y se pasa a los baños, cómodo para tomar café con amigos o con tu pareja, por las tardes el tenue sol que se escapa entre las grandes construcciones hace más placentero el momento.
Perales, ¡háblame de “el amor de tu vida”!
Es lo mejor que tengo, lo único por lo que vale la pena vivir….lo interrumpí –perales ¡¿cómo que es lo único por lo que vale la pena vivir?! ¡No chingues! Ninguna vieja óyeme bien, ninguna vieja merece ser lo único por lo que hay que vivir, ¿te queda claro?.... Tu porque no estas enamorado como yo por eso dices eso me contestó…No perales si me he enamorado y cabrón, pero no estoy de acuerdo con embrutecerme a tal medida por una vieja… cuéntame de ella le dije.
Todos los días le veo pasar frente a mí, camina ligera como el viento, apenas y toca el asfalto con la punta de sus pies, frágil como las plumas que se elevan con la más mínima brisa, hermosa como las flores de mayo, ¡eso es ella! una flor que quisiera arrancar del jardín de la vida, ¡pero no me atrevo! tengo miedo, miedo de no poder mantenerla con vida dentro de mi morada y es que como las flores necesita agua para no perder su encanto y no me creo capaz de ofrecerle cristales finos colmados de complaciente líquido.
Por eso mejor la veo pasar, delgada como el bambú, imagino su cuerpo abrazado al mío pidiéndome caricias y sus finos labios rosas ordenándome besarlos. Espero algún día poder iluminarme con el brillo de sus ojos, albergar en mi alma su sonrisa angelical, esa que le regala a los niños en la calle, ¡pero no está!, me separa un abismo, tristemente lo digo; el precipicio del miedo.
¡Quisiera saber qué oculta debajo de esa cabellera negra que hace que mi lengua se paralice cuando quiero darle mi oratoria! ¡Mi cuerpo tiembla y mis manos sudan!, como si se apoderara de lo que algún día fue mío; el alma, y es que ya no es mi alma ya le pertenece a ella. Pero se que llegará el momento en que le pueda ver a la cara y declararle esto que siento, así sin más tomarla de las manos y recostarnos en coloridos jardines iluminados por el sol…
Perales estaba jodidamente enamorado de una chava con la que ni siquiera había cruzado palabra, el asunto era peor de lo que imaginaba.
No podía hacer gracia de su situación, era demasiado ingenuo para burlarme de él, vestía camisa de cuadros con mangas largas, pantalones sostenidos por tirantes sobrepasaban su ombligo intentando cubrir una acrecentada barriga, calcetines que nunca iban a tono y zapatos cafés manchados por las calles sucias de la ciudad. Cabello negro retorcido recortado por los lados donde apenas se asomaban unas canas, no usaba patillas ni siquiera las que van incluidas con el corte, bigote negro-el bigote nunca me lo he quitado ni siquiera cuando me tomé las fotos para la cartilla militar pudieron hacer que me lo quitara- decía orgulloso… ¿cómo le habrá ido en su servicio militar? porque seguramente los militares tuvieron la fortuna de tenerlo como carne para sus burlas…
¿Cómo es posible que alguien esté enamorado de una persona con la que no tiene contacto? Tal vez y perales tiene una ventaja enorme viviendo en una fantasía donde no habrá dolor, engaños, decepciones….
¿Por qué nunca le has hablado? Porque me da miedo. ¿Miedo a qué? No se.
Te recomiendo que te armes de valor y la próxima vez que pase frente a ti le declares tu amor, la invites primero a tomar algo, y ya que creaste una atmosfera adecuada le  dices todo lo que sientes, si no acepta tu invitación, ahí mismo la tomas de la mano y abres tu corazón como si fueras un pinche poeta. ¡Ah! Una cosa más ¡Quítate ese pinche bigote!
No se cual fue la razón por la que creía que lo iba a hacer, el tipo es un tarado que reduce sus conversaciones a asuntos laborales... ¿cómo puede alguien conquistar a una persona hablándole todo el tiempo de rosita, de López, de la máquina copiadora?…
Cuando subí al tercer vagón del metro encontré un asiento vacío que ocupe luego de ganarle la carrera de dos pasos y medio a un joven con uniforme de enfermero, seguramente regresa de cubrir su turno en la clínica esperanza que es la mas cercana. Todo mi camino fue adornado por imágenes de gente que se enamora de desconocidos…pero todos nos enamoramos de desconocidos, ¿o nos enamoramos cuando los conocemos? pero ¿qué pasa con aquellos que después de conocerse resultó que no eran el uno para el otro? ¿Qué será lo ideal, enamorarse luego de conocerse o enamorarse al primer cruce de miradas?...
¿Cómo te fue? Bien.
El asunto se tornó mas peligroso, Perales comenzaba a inventar historias en la que él mismo creía y lo peor era que empezaba a habitar en su propio mundo.
Es maravilloso dormir con ella todas las noches agotados de hacer el amor como dos locos enamorados, despertar por las mañanas con un beso, abrir los ojos y que sea ella lo primero que veo en el día, nos bañamos juntos después de entregarnos a los placeres del cuerpo y entre burbujas de jabón de nueva cuenta nos poseemos el uno al otro siendo víctimas de la pasión. Desayunamos y me despide con un beso, me dice que esperará mi llegada recostada en la cama lista para ser mía una vez más.
Evidentemente no te le declaraste…No, me dio miedo me dijo apenado.
Me confesó que yo era la única persona con la que podía hablar de su “amor” ni siquiera a sus compañeros del trabajo les contaba, no tenía amigos sólo yo, en eso coincidíamos yo también tenía pocos amigos.
Dentro de sus confesiones me dijo que tenía 16 años sin tener sexo… ¿cómo se puede durar tanto tiempo sin acostarse con alguien?...menos mal llegué a pensar que nunca en su vida había conocido el placer de la carne.
Tuvo una novia a los diecisiete cuando entró a la prepa, entró grande dice porque su mamá no lo dejaba seguir estudiando, duró tres años con ella aguantando los dolores abdominales que produce el deseo reprimido, hasta que una tarde ella llegó a la casa de él, entraron hasta su habitación, cerraron con llave y ella hizo el resto. Después de un noviazgo de un año con sexo incluido ella conoció a un músico en la universidad, abandonó al pobre de Perales.
Duró cinco años con una foto donde salen abrazados paseando en la feria de la ciudad colocada en su mueble de noche. La olvidó hasta que conoció a Rosa, la mujer de la que habla tanto y dice estar enamorado, no sabe su nombre verdadero pero él la bautizó con el nombre de “rosa”.
Los últimos días nuestros encuentros eran menos frecuentes, esta vez me fui más temprano de lo habitual, proponiéndole de nuevo que encarara a su amor, que no perdía nada, que lo peor sería un no y volvería a su fantasía donde era plenamente feliz.
Tome la ruta del metro que cruza del oriente al poniente de la ciudad, iba cansado rumbo a los vagones, apenas escuchaba los gritos distorsionados de los vendedores y las pláticas inútiles bajo tierra, me detuve en un puesto de periódicos, tuve que esquivar encabezados con tinta roja en los que se leía “iba a la fiesta ahora va a su funeral” o “le quiso ganar al tren y lo pagó con sangre” para encontrar uno más interesante por el que pagué diez pesos sin dejar de hojear aquellos que muestran cuerpos desnudos sin ser de la línea del erotismo…¡En la madre Perales se está volviendo loco!...
.....

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