Cuando
puedas quererme el tiempo cambiará. Las sombras ya no serán sino ecos de
pasados consumados, las nostalgias emigrarán hacia lejanos destinos.
Y
Yo…Te regalaré mañanas frescas con azules cielos que descansen en nubes infinitas.
Abrazos
cálidos y sinceros como de bebés con pocos meses de nacidos.
Caminos
verdes de palmeras inmortales enfiladas hasta el horizonte.
Un
canto disonante que amanezca con el sol y una risa afinada dibujada en un
atardecer.
Lunas
luminosas y noches estrelladas.
Primaveras
sin alergias, veranos duraderos, otoños abrazados e inviernos familiares
A
cambio recibiré alegrías momentáneas.
Miradas
inconclusas que penetren en el alma.
Perfumes
juveniles que transformen el aliento.
Sonrisas
contagiosas sencillas de crear.
Menudos
cuerpos y despidos al azar.
Y cuando
digamos adiós, las nostalgias me encontrarán en alguno destino, pero las
mañanas seguirán siendo frescas y el cielo descansará sobre nubes engrosadas.
Bien, bien, Alex. Se nota el progreso en la construcción de los versos.
ResponderEliminarFelicidades.
Julieta Ethel